07/05/2021
Hablamos con Jonathan Bock, Director de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), quien asumió este cargo en septiembre de 2020. La entrevista realizada se orientó sobre el panorama actual del país respecto a libertad de prensa y expresión, perfilamientos ilegales, talleres para periodistas en fronteras, entre otros temas.
Sobre Colombia y las funciones de la FLIP:
¿Cómo ve el panorama actual de la libertad de prensa y la libertad de expresión en el país?
Hay dos aspectos que son importantes. Por un lado, estamos viendo un incremento de violencia contra periodistas, la tendencia empezó en 2017 después de la firma de los Acuerdos de Paz. Si hacemos una revisión entre el año 2014 y 2017 la FLIP documentó 256 amenazas a periodistas y de 2017 a 2019 esa cifra se duplicó.
Hay departamentos donde la situación es mucho más preocupante. Los periodistas se han visto afectados al hacer cubrimientos de distintos asuntos y han sido incluso obligados a salir de la región. Esto genera mucha intimidación dentro de la comunidad y silencia las pocas voces que hay.
Y en términos más amplios, respecto a la libertad de expresión, estamos en una coyuntura que yo no diría que es algo nuevo, pero que es bastante notorio: la hipersensibilidad a la crítica de cualquier sector y la manera de enfrentarlas es bastante agresiva. Sobre todo, en plataformas digitales donde se ven estrategias que buscan controlar el discurso y la narrativa oficial y eso vuelve tóxico el debate público.
¿Cuáles considera usted que son los límites de la libertad de prensa?
Hay unos límites que están contemplados. Para poder entenderlos es importante diferenciar dos cosas: Por un lado, está el respeto y protección por parte del Estado y sus instituciones al ejercicio de la libertad de expresión. Una de las reglas más importantes es que se prohíba la censura previa, es decir, que nadie del Estado o de alguna institución puede decirle a un medio “eso que usted va a publicar mañana es muy peligroso o es mentira o puede atentar contra la Nación”.
Por ejemplo, hace año y medio, un periodista estaba investigando sobre abusos sexuales por parte de curas en la iglesia católica. Las personas que estaban implicadas en esa investigación y la institución misma negaban tales acusaciones y prohibían su publicación. Acudieron a un juez y este, desconociendo la Constitución, les dio la razón y decía que ese libro no podía ser publicado. Evidentemente, en una segunda instancia esa decisión del juez no prosperó y el periodista pudo sacar la publicación. A esto hace referencia el concepto de censura previa.
¿Cuál es la función que ustedes cumplen cuando se infringe el derecho de la libertad de prensa?
Con casos de violencia y problemas de seguridad activamos la ruta estatal de protección a periodistas. Esta ruta está manejada por la Alianza de Protección que está adscrita al Ministerio del Interior y tiene la responsabilidad de entregar unas medidas de seguridad para los periodistas. En estos casos nosotros entregamos información y hacemos veeduría para que eso se cumpla.
¿Cuáles son los tipos de amenazas que se pueden estar dando con más frecuencia en este momento tanto en Colombia como en América Latina?
En términos generales te puedo decir que son: amenazas, agresiones físicas, obstrucción (sobre todo en hechos masivos) y acoso judicial. Pero, también, podríamos hablar de otras como el desplazamiento forzoso de un periodista que tiene que salir de su ciudad y algunos casos de exilio que también hemos registrado. Todo esto se puede ver más al detalle en la página web de la FLIP donde explicamos cada una.
Respecto a la pandemia y teniendo en cuenta algunos de los posts en redes sociales sobre la información que se registra en las apps de seguimiento como CoronApp ¿Ha incrementado la restricción para el acceso a la información y a la violación a la privacidad de la información?
Sí, es un punto clave porque durante la pandemia, por un lado, se limitó el acceso a la información pública. De hecho, se sacó un decreto que les permitía a las entidades públicas tardarse el doble de tiempo que tenían normalmente para entregar información que por supuesto es un obstáculo para el trabajo periodístico y el acceso a la información. Y, por otro lado, estas aplicaciones preocupan porque se trata de información privada sobre la cual no se sabe cómo se está manejando en un Estado como Colombia con tantos antecedentes de vigilancia ilegal. Es un tema que requiere mucho cuidado y el Gobierno no ha sido claro sobre quién está controlando esa información, de qué manera lo hace y qué harán con ella cuando se termine la pandemia.
Acerca de los talleres de la FLIP:
¿Cómo ha sido este proceso de los talleres que se están dando con las herramientas sobre autoprotección y apoyo psicosocial para los periodistas de migración en Arauca?
La realidad de los periodistas en frontera es una situación que en los últimos tres años se ha ido agravando. No solamente se encargan de cubrir la migración, que en sí es algo bastante complejo y riesgoso, sino que también tienen que enfrentar los abusos que hay por parte de la guardia venezolana o de las mafias que rodean la zona.
Lo que buscamos con este tipo de talleres y ejercicios de autoprotección es tener una mejor lectura de lo que está pasando en las regiones, sobre todo porque en este momento hay muchos periodistas extranjeros que se encuentran trabajando en estas zonas que no tienen conocimiento sobre las rutas de protección que existen en Colombia.
Acerca de los perfilamientos ilegales:
¿En qué va el caso que salió a la luz pública en el 2020 sobre los perfilamientos ilegales realizados por el Ejército Nacional? ¿Hay algún avance?
Este es uno de los casos más preocupantes. Un grupo de investigadores dentro del Ejército tenía órdenes de monitoreo y seguimiento a las actividades de decenas de periodistas nacionales e internacionales. En este caso no existe sincronía entre las versiones de la Fiscalía, la Procuraduría y el Ejército, incluso las cifras, han sido dispares y hoy después de un año, aún no hay una respuesta clara del estado sobre quién dio la orden.
Algunas recomendaciones:
Como director de la FLIP, ¿qué recomendación daría a los periodistas que están empezando y que no conocen claramente qué hacer ante algún ataque a la libertad de prensa?
Yo creo que es muy importante que desde la universidad se tenga claro el contexto en el que se ejerce el periodismo en Colombia. Es un ejercicio que tiene riesgos, en el que es muy importante que se mantenga el rol de entregar información, entendiéndola como un bien público. Y por eso mismo, pues es que están protegidos y es tan importante la libertad de expresión, no solamente el derecho que tiene el periodista para expresar y para comunicar sus investigaciones y sus trabajos, sino también el de la ciudadanía de recibir información.
Creo que es muy importante que las universidades fortalezcan estos procesos periodísticos en los que son sumamente necesario. Esto hace que sea necesario que los profesores de la carrera entreguen un contexto lo más real posible, con todas las crisis y problemas que tiene el periodismo en el ejercicio de la libertad de expresión en Colombia, pero también con las oportunidades que se están desarrollando.