02/12/2024
La directora de Pacto Global Chile analiza la realidad de las empresas chilenas con respecto a la Agenda 2030.
Al buscar un símbolo de la ambición climática y organización para llevarla a cabo a nivel mundial, uno de los primeros nombres que aparece es Pacto Global. Esta entidad creada por Naciones Unidas tiene como mandato impulsar a las empresas, a contribuir a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, misión que se le asignó cuando se lanzó la Agenda 2030 en la COP21 en París.
Según Margarita Ducci, directora ejecutiva de Pacto Global Chile, “nestro principal desafío es acompañar a las empresas para avanzar en sostenibilidad y dado lo que representa esta agenda, que señala las grandes problemáticas de la sociedad, procuramos que las compañías identifiquen su estrategia corporativa con los objetivos más atingentes a su negocio”.
¿Y cómo va la agenda en términos generales?
El enorme retraso que lleva esta agenda, en que, según la ONU, solo un 15% de las metas alcanzarían sus logros al 2030, nos impulsa a acelerar el ritmo, para avanzar lo más posible, hacia esa fecha, por eso hemos lanzado el programa “Forward Faster” o “Avanzar más Rápido”, en que las empresas se comprometen con metas específicas en cinco áreas: clima, agua, equidad de género, salario digno y finanzas sostenibles y reportan sobre esos avances, para su cumplimiento en la fecha fijada.
¿Cómo alinear los objetivos de Pacto Global a nivel mundial con la realidad chilena?
La realidad chilena está compuesta por distintas situaciones y factores. Algunas empresas han integrado la sostenibilidad a través de compromisos que provienen desde la más alta dirección, lo que funciona como un catalizador para que las organizaciones adopten la sostenibilidad en todas sus áreas. Generalmente, las empresas que ya cuentan con un desarrollo significativo en esta materia son las grandes, las cuales tienen la tarea de acelerar aún más los esfuerzos para dar cumplimiento a las regulaciones y las expectativas de sus grupos de interés. Al mismo tiempo, en Chile casi el 98% de las empresas son pequeñas y medianas, las cuales muchas veces operan como proveedores de las grandes y ven a la sostenibilidad, debido a la coyuntura económica, como una dificultad. Así, Pacto Global hace hincapié en que es fundamental generar un ciclo virtuoso entre pequeñas, medianas y grandes empresas para que el Desarrollo Sostenible sea comprendido como un vector de progreso entre las organizaciones y que la sostenibilidad se instale como un parámetro fundamental para el crecimiento de las empresas y nuevos negocios.
El cambio de paradigma consiste justamente en entender el valor que esto conlleva en cuanto a cumplir lo que esperan los distintos grupos de interés, como los colaboradores, los proveedores, los clientes y las comunidades donde las empresas operan, y que las más agrandes apoyen su cadena de valor, para que las medianas y pequeñas puedan integrarse a este círculo virtuoso.
¿Cuál es la importancia de la participación de las empresas en la misión de Pacto Global Chile?
En la medida en que conformemos un grupo más representativo de empresas comprometidas con la importancia de la sostenibilidad en los negocios, con una mayor masa crítica, se podrá avanzar más en sostenibilidad, equilibrar el desarrollo económico con el sostenible y generar un impacto mayor en la sociedad. A nivel mundial son más de 23.000 las empresas que están asociadas a Pacto Global. En el caso de Chile, ya hemos superado las 200 empresas socias, las cuales han demostrado un gran compromiso por los principios que promueve la organización.
¿De qué forma Pacto Global Chile logra comunicar la importancia de una visión sobre el cambio climático y el rol de la entidad hacia un público más masivo?
El éxito de los objetivos nacionales, como la meta de carbono neutralidad de Chile al 2050, dependen de la contribución de todos. Hay muchos sectores que sí tienen una gran conciencia ambiental y así lo han demostrado nuestras empresas adheridas a Pacto Global, tomando acciones significativas, en materia de energías limpias, eficacia del uso del agua, economía circular, transporte eléctrico, etc.
El compromiso ciudadano es indispensable, ya que las políticas de adaptación y mitigación al cambio climático requieren cambios en el comportamiento individual y colectivo. Si el consumidor no valora los esfuerzos en reducción en el consumo de energía para la producción; la transición hacia fuentes renovables, por parte de la industria; la eficiencia hídrica, para cuidar el agua; eso no incentiva a que las empresas tomen esas decisiones, que muchas veces requieren grandes inversiones. Además, la percepción pública puede influir en la agenda política y en la asignación de recursos. Esto puede impactar, por ejemplo, en una falta de priorización de la investigación y desarrollo de tecnologías limpias.
¿Y cómo mejora esto la reputación de las empresas?
Por otro lado, las empresas deben equilibrar la implementación de prácticas sostenibles con la expectativa de rentabilidad y la percepción del consumidor. Una estrategia de sostenibilidad efectiva debe integrar consideraciones ambientales, sociales y de gobierno (ESG) en sus operaciones y cultura empresarial, alineando los objetivos y metas de la empresa con los principios de sostenibilidad. Adoptar un enfoque sostenible, sin duda genera valor a largo plazo, mejora la reputación y el valor de la marca, y crea oportunidades de innovación y crecimiento. Por lo tanto, es fundamental que las empresas comuniquen de manera transparente, el valor agregado que aportan sus acciones y productos sostenibles. 
¿Cómo ve usted la evolución que han tenido las empresas con respecto a sus estrategias de sostenibilidad en estos años?
Muchas empresas chilenas han avanzado significativamente en integrar la sostenibilidad en sus estrategias corporativas. Han comprendido que equilibrar la rentabilidad con el compromiso social y ambiental no solo mejora la reputación, sino que también genera valor a largo plazo y fortalece los atributos de la marca. Esta tendencia ha permitido la creación de nuevas oportunidades de innovación y crecimiento. Según el Estudio Screening ESG-NCG 461 de la consultora Governart, que analizó los informes de sostenibilidad de empresas chilenas, alcanzaron un nivel de cumplimiento del 74% de los requerimientos establecidos por la CMF en relación a la Norma de Carácter General 461. Sin embargo, hay un grupo grande que está lejos de este camino, por desconocimiento, falta de convicción o escasa visión de futuro.
¿Cuáles son las principales tendencias que se vienen con respecto a sostenibilidad empresarial?
Una tendencia clave es la unificación de los sistemas de reportabilidad bajo distintos estándares, lo que permitirá a las empresas consolidar la información y recibir retroalimentación sobre su desempeño en sostenibilidad. Pacto Global ha lanzado la Comunicación de Progreso (COP) en línea, lo que facilitará este proceso para las empresas asociadas, acelerando así el avance hacia un mayor grado de sostenibilidad y brindando la posibilidad de sistematizar la información de las empresas socias a nivel global para comprender de una manera más eficiente qué estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo y hacia dónde debemos apuntar los esfuerzos.
¿Ve Ud. que ha habido una misma línea en los objetivos y proyectos referentes al medioambiente y sostenibilidad en los últimos gobiernos en Chile?
La institucionalidad medioambiental en Chile ha mostrado una notable coherencia a lo largo de los años. Por ejemplo, la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) de 2016 se ha sido materializando en el tiempo con reglamentos específicos para cada uno de los materiales que regula. Asimismo, la Ley Marco de Cambio Climático promulgada en 2022, que venía forjándose hace años, establece metas claras, como la carbono neutralidad para 2050, alineando las políticas nacionales con los compromisos internacionales asumidos en el Acuerdo de París. Este tipo de continuidad demuestra un compromiso sostenido con la construcción de una institucionalidad ambiental sólida. La tramitación del proyecto de ley que previene y sanciona el ecoblanqueo o lavado verde de imagen busca generar un estándar con respecto a cómo el país avanza en este tipo de tópicos y cómo queremos promover el desarrollo sostenible desde las instituciones, ya sean públicas o privadas, con transparencia y confiabilidad.