23/07/2024
Claro, conciso y cercano. Esas son las “tres C” que todo comunicador debería considerar a la hora de hablar de finanzas a un público no financiero. Si bien es obvio que las comunicaciones cumplen un rol fundamental a la hora de difundir los mensajes de una campaña de educación financiera, igual o más importante es el que tienen en la etapa de creación y elaboración.
Para ello es clave “salir a la calle”. O sea, conocer, escuchar, entender y comprender las necesidades e intereses de quienes serán nuestra audiencia. Al mismo tiempo, tener la capacidad para identificar potenciales riesgos, elegir los canales adecuados y utilizar el lenguaje apropiado – sin tecnicismos y con ejemplos concretos – para conectar con la realidad y generar un contenido que sea sostenible en el tiempo, con la paciencia adecuada que su penetración pueda ser de mediano o incluso de largo plazo.
Producto del trabajo realizado por los distintos actores que forman parte de la industria, Chile ha tenido grandes avances en materia de inclusión financiera. Según datos de la Comisión para el Mercado Financiero, más de un 97% de la población adulta tiene algún producto financiero y un tercio de ella tiene acceso simultáneo a productos de crédito, ahorro y administración del efectivo. Además, el tercer Índice de Inclusión Financiera (IIF), elaborado por Credicorp e Ipsos, reveló que chilenas y chilenos utilizan sus productos financieros en promedio 17 veces al mes, superando la media de la región (7 usos mensuales aproximadamente).
Sin embargo, al revisar las cifras de alfabetización financiera, se identifican importantes brechas. De acuerdo con un estudio del Depósito Central de Valores (DCV) y Cadem, dado a conocer a comienzos de este año, un 42% de los chilenos reconoce tener un nivel bajo de conocimiento financiero, 37% intermedio y 21% alto. Esta última cifra se dio principalmente en el segmento socioeconómico C1, concluye el análisis.
En este contexto, la comunicación cumple un rol fundamental para disminuir esta asimetría. Mensajes sencillos, cercanos y ajustados a la realidad son las herramientas más eficaces para que personas y familias se informen adecuadamente de los productos y servicios financieros que realmente necesitan, tomen decisiones y puedan contar con una historia de crédito que les ayude a alcanzar sus objetivos.