Así superan los gobiernos y empresas la incertidumbre política y el miedo inversor

Incertidumbre política. Es uno de los conceptos más recurrentes en los comités de inversión de fondos y entidades financieras nacionales e internacionales desde hace ya varios años. A las habituales tensiones geopolíticas a nivel global, se han sumado nuevos factores que dificultan el trabajo de inversores y analistas a la hora de hacer sus perspectivas de inversión. Brexit, guerra comercial, falta de claras mayorías políticas en países europeos y otra serie de cuestiones son asuntos que los mercados financieros siguen muy de cerca.

Quienes toman las decisiones de inversión saben que estos factores pesan en la valoración de las compañías que analizan. De hecho, según la IV Edición de la Encuesta Kreab “Spain as an Investment Opportunity”, un 83,33% de los inversores encuestados estiman que la inestabilidad política es el mayor riesgo al que se enfrenta España como destino de inversión y que esta incertidumbre podría disuadir a muchos de ellos de invertir en nuestro país.

Pero, ¿cuál es la mejor receta para hacer frente a la incertidumbre? ¿Cómo deben afrontar el sector público y el sector privado esta nueva realidad? Qué duda cabe que se trata de un trabajo transversal y multidisciplinar, pero para manejar la percepción de incertidumbre de los distintos grupos de interés, una buena gestión de la comunicación resulta esencial.

La encuesta que hemos elaborado a un total de 62 inversores nacionales e internacionales con activos bajo gestión cercanos a los 380.000 millones de euros pone de manifiesto que a pesar de esa incertidumbre, un 85,7% de ellos recomendaría invertir en España. De hecho, un 44,4% de ellos prevé incrementar sus inversiones en nuestro país a lo largo de 2020. Son datos muy relevantes que no sólo conviene tener en cuenta, sino que también conviene poner en valor ante ciertas visiones de base dudosa. Una vez más, comunicación para ayudar a entender mejor la compleja realidad actual.

De hecho, la encuesta resulta especialmente interesante, ya que muestra cómo los inversores ven interés no sólo en el turismo, nuestra archiconocida fortaleza a nivel mundial, sino también en otros sectores como el sector salud, energía, tecnología o consumo, entre otros… Aunque el sector turístico sigue siendo el que despierta mayor interés, parece que en España sabemos hacer bien muchas otras cosas y prueba de ello es, por ejemplo, la gran cantidad de operaciones sobre compañías españolas de renovables en el último año. Si inversores internacionales se fijan en nuestras empresas y se comprometen con su desarrollo a través de inversiones de calado, hay razones suficientes para destacar nuestra posición a nivel global en el desarrollo de energías limpias. De nuevo, comunicación.

Cómo debe ser la estrategia de comunicación

En primer lugar, hay que saber escuchar. Es habitual, y muy humano, que tanto en el sector público, como en el sector privado se tienda a obviar nuestros propios puntos débiles. En ocasiones, hasta se convierte en algo muy necesario para la supervivencia. Sin embargo, una gestión profesional de la comunicación debe tenerlos muy en cuenta para saber reaccionar de forma convincente cuando se pone el foco en ellos.

Analizar los diferentes escenarios, sensibilidades y los posibles mensajes es clave. A partir de ahí, conviene activar un plan de acción para dar a conocer nuestras fortalezas y seguir escuchando para dar una respuesta a aquello que pueda poner en riesgo nuestros objetivos. La comunicación es constante y en la era de las redes sociales más bidireccional que nunca.

El mercado es miedoso y, sin comunicación, la percepción del riesgo tiende a expandirse. Planificación, monitorización, detección, coordinación, reflexión y reacción son los pilares que deberían regir toda estrategia para contrarrestar la incertidumbre y poner a nuestra empresa (o país) en el lugar que se merece.